del calendario de adviento,
los corazones vacíos
de chocolate
delatan que es Navidad
y llega Enero. Ahora
qué aún no
había empezado bien el año
si quiera.
Pero la esperanza,
cualidad que hasta el más
desalmado de los funcionarios
conserva,
nos dice que el próximo año
será mejor.
Que no queda ya nada de esto
que nos hizo
amar durante doscientos días,
que nos han quemado las ganas
pero no el corazón
que siempre hay tiempo
para empezar de nuevo.
Las ventanas vacías
del calendario de adviento
dicen que hay que tirar
las botellas gastadas,
poner los regalos en cajas
y abrir los ojos a un nuevo
comienzo.
Abrir paso a nuevos corazones
que no vengan con las alas ya rotas
y que nos hagan amar
de nuevo
los domingos,
que hagan sonar las cuerdas
de la guitarra y del corazón.
Que hagan temblar
y no sea de frío
ni de miedo,
que solo sea de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario